Los organismos vivientes no violan la segunda ley de la termodinámica,
pues es evidente que su estado de no-equilibrio térmico es menor que el
no-equilibrio térmico del ambiente que les rodea. Si no fuese así, los seres
vivientes simplemente no podrían obtener energía desde el ambiente circundante.
Para que un organismo se mantenga en un estado de no-equilibrio, ese organismo
debe aumentar el estado de equilibrio en el universo. Esto
quiere decir que si los organismos se mantienen en un estado de no-equilibrio o
entropía estable, deben adquirir no-equilibrio térmico desde un sistema que se
encuentre en un estado de mayor no-equilibrio que ellos; en este caso, este
sistema en un estado de no-equilibrio térmico mayor que el de los seres
vivientes es el universo. Recuerde que la segunda ley de la termodinámica
dice que la energía siempre fluye de un estado de mayor densidad a
otro estado de menor densidad, o mayor dispersión o difusión. Esto es diferente
a considerar que en los sistemas vivientes la difusión de la energía podría ser
negativa, cosa que no ocurre con los sistemas químicos o físicos inorgánicos. A
medida que un ser vivo pierde su capacidad para adquirir no-equilibrio desde el
universo, ese organismo tiende a aumentar su equilibrio térmico. Si el estado
de máximo equilibrio se combina con un estado de máxima estabilidad, ello
significa la muerte del biosistema. La muerte del
biosistema obedece a la ley termodinámica que dice que en todos los sistemas
termodinámicos la energía tiende a difundirse o dispersarse espontáneamente
hacia un número mayor de micro estados disponibles (entropía).
Un ser vivo es un sistema en no equilibrio térmico. Su inequilibrio es
obtenido desde el entorno, el cual posee un mayor grado de no equilibrio térmico
en comparación con el del ser vivo. Conforme el ser vivo pierde su capacidad
para mantener su estado de no equilibrio adquiriendo energía desde el entorno,
comienza a adquirir equilibrio; es decir, comienza a morir. Una vez que sus
moléculas pierden totalmente su capacidad para controlar la transferencia de
energía, el ser vivo se equilibra, o sea, muere.
Decimos que la vida es un proceso irreversible. Si los organismos
vivientes fuesen sistemas cerrados, capaces de violar la segunda ley de la
termodinámica, entonces no morirían, pero esto no ocurre en el mundo real.
Por otro lado, el metabolismo es un conjunto de mecanismos que
pertenecen a sistemas que se mueven en el campo biotérmico; sin embargo, el
metabolismo no es la vida, sino un conjunto de procesos biotérmicos
realizados por los biosistemas para mantener su posición en el campo biotérmico
(plano de la vida, etc.).
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