jueves, 3 de septiembre de 2015

La termodinámica de los seres vivos con su temperatura y su homeostasis

Los organismos vivientes no violan la segunda ley de la termodinámica, pues es evidente que su estado de no-equilibrio térmico es menor que el no-equilibrio térmico del ambiente que les rodea. Si no fuese así, los seres vivientes simplemente no podrían obtener energía desde el ambiente circundante. Para que un organismo se mantenga en un estado de no-equilibrio, ese organismo debe aumentar el estado de equilibrio en el universo. Esto quiere decir que si los organismos se mantienen en un estado de no-equilibrio o entropía estable, deben adquirir no-equilibrio térmico desde un sistema que se encuentre en un estado de mayor no-equilibrio que ellos; en este caso, este sistema en un estado de no-equilibrio térmico mayor que el de los seres vivientes es el universo. Recuerde que la segunda ley de la termodinámica dice que la energía siempre fluye de un estado de mayor densidad a otro estado de menor densidad, o mayor dispersión o difusión. Esto es diferente a considerar que en los sistemas vivientes la difusión de la energía podría ser negativa, cosa que no ocurre con los sistemas químicos o físicos inorgánicos. A medida que un ser vivo pierde su capacidad para adquirir no-equilibrio desde el universo, ese organismo tiende a aumentar su equilibrio térmico. Si el estado de máximo equilibrio se combina con un estado de máxima estabilidad, ello significa la muerte del biosistema. La muerte del biosistema obedece a la ley termodinámica que dice que en todos los sistemas termodinámicos la energía tiende a difundirse o dispersarse espontáneamente hacia un número mayor de micro estados disponibles (entropía).
Un ser vivo es un sistema en no equilibrio térmico. Su inequilibrio es obtenido desde el entorno, el cual posee un mayor grado de no equilibrio térmico en comparación con el del ser vivo. Conforme el ser vivo pierde su capacidad para mantener su estado de no equilibrio adquiriendo energía desde el entorno, comienza a adquirir equilibrio; es decir, comienza a morir. Una vez que sus moléculas pierden totalmente su capacidad para controlar la transferencia de energía, el ser vivo se equilibra, o sea, muere.
Decimos que la vida es un proceso irreversible. Si los organismos vivientes fuesen sistemas cerrados, capaces de violar la segunda ley de la termodinámica, entonces no morirían, pero esto no ocurre en el mundo real.

Por otro lado, el metabolismo es un conjunto de mecanismos que pertenecen a sistemas que se mueven en el campo biotérmico; sin embargo, el metabolismo no es la vida, sino un conjunto de procesos biotérmicos realizados por los biosistemas para mantener su posición en el campo biotérmico (plano de la vida, etc.).


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